El domingo 5 de agosto cogimos en vuelo charter, directo desde Valencia, hacia nuestro destino: Lanzarote. Aterrizamos en el aeropuerto sobre las 11 de la noche. Lo primero que me sorprendió fue el fuerte viento que hacía, ¡incluso tenía frío! Yo que iba mentalizada que iba a pasar mucho calor y me encuentro tiritando.

Nuestro hotel era el H10 Lanzarote Princess en Playa Blanca, al sur de la isla, en régimen de todo incluido. Nuestra estancia fue muy agradable; es un hotel moderno y amplio. Los edificios solamente tenían 3 alturas con lo cual no hacía falta ascensor y por tanto las correspondientes esperas. Además las habitaciones (teníamos una doble y una triple) tenían una terraza grande.

A la mañana siguiente, lunes día 6 de agosto, lo primero que hicimos fue alquilar un coche, lo cual recomiendo ya que aquí en Lanzarote es bastante económico comparado con otras ciudades de la península.  Una vez tuvimos el coche nos fuimos a las famosas playas del Papagayo, las cuales estaban bastante cerca de nuestro hotel. Para acceder a las misma se ha de pagar una pequeña cantidad por coche (creo que fueron 3 euros). Estas playas son increíblemente bonitas. Gozan de un paisaje precioso, ya que se encuentran en entorno natural. Merece la pena pagar por visitarlas. Las aguas son limpias y transparentes, aunque eso sí, el agua está bastante fría y para meterte se tarda un poquito pero luego del baño sales muy fresco. ¡Ahora sí que hacía calor! Por la tarde nos dedicamos a pasear por los alrededores del hotel.

El martes día 7 de agosto por la mañana fuimos andando a la playa que teníamos más cerca del hotel: Playa Blanca, una bonita playa de aguas cristalinas. No es tan espectacular ni tan salvaje como las del Papagayo, pero lo que es un denominador común es que el agua está igual de fría todos los días en todas las playas. Acostumbrados a la temperatura del Mar Mediterráneo, al principio nos costaba un poco entrar, pero al final te bañas y verdad que sales como nuevo. Lo mejor de todo es que es una playa que cubre enseguida, es decir, a los pocos metros ya te cubre.

El martes por la tarde lo dedicamos a ir de excursión por la isla. Sobre las 3 de la tarde nos fuimos al Mirador del Río que está al norte de la isla y aquí nos sacamos un bono de 30 euros por persona con el que podías entrar a los lugares más destacados. Es muy recomendable sacarse esta entrada combinada ya que te resulta más económico que si sacas cada entrada por separado.

Desde el Mirador del Río, realizado por el arquitecto lanzaroteño César Manrique, se ve un paisaje espectacular, con vistas a la isla de la Graciosa. Sin duda vale la pena ir.

A continuación  nos dirigimos a la Cueva de los Verdes (que estaba más o menos a 10 minutos en coche). La entrada incluía una visita guiada que me gustó mucho pues nos adentramos en el interior de la cueva y fuimos visitando varias galerías mientras el guía nos iba explicando los lugares por los que pasamos así como alternando con curiosas anécdotas de la isla. Lo más curioso fue el final de dicha visita, donde nos desvelaron el secreto que esconde la cueva.

A continuación fuimos a los Jameos del Agua. También me gusto aunque aquí no había visita guiada con lo que nos hicimos unas fotos y terminamos pronto. Cabe destacar que aquí vive un ejemplar único de cangrejo (blanco muy pequeñito) que parecen brillar en la oscuridad.

También entraba en el bono el Museo de los Cactus pero ya no nos dio tiempo ir ya que con estas visitas acabamos tarde con lo que después nos dirigimos directamente al hotel.

El miércoles 7 de agosto a primera hora (sobre las 9) nos dirigimos al Parque de Timanfaya. Os recomiendo ir pronto ya que a la entrada del parque se forman largas colas. Una vez entramos hay que aparcar el coche en un aparcamiento al aire libre ya que la visita es guiada en unos buses del parque. Como era pronto no había mucha gente y no tuvimos que esperar mucho para subir al bus. Éste hizo una ruta por el parque, donde pudimos observar el impresionante paisaje. Al tratarse de un paisaje volcánico, parece que estés en otro planeta de lo raro que es. Fue un paseo muy entretenido además incluye unas acertadas explicaciones de todo aquello.

Me gusto muchísimo y recomiendo no irse de Lanzarote sin visitarlo. Cuando bajamos del bus, visitamos el restaurante, único en el mundo donde cocinan con el fuego que sale de la tierra. Luego pudimos ver una demostración de los géiseres. Sin duda fue de lo que más me gustó de la isla.

A continuación vivimos uno de los momentos más divertidos del viaje: el paseo en camello. Nos dieron una vuelta a los pies del Timanfaya de unos 10 o 15 minutos. Lo pasamos genial: los camellos son muy simpáticos y nos hicimos muchas fotos.

Para terminar la mañana  fuimos a ver los “hervideros de agua”, unos acantilados donde el agua rompe con la tierra. Sin duda un paisaje de vértigo.

Por la tarde descansamos en el hotel y paseamos por los alrededores pues además de estar muy cerca de la playa, el hotel tenía cerca unas calles peatonales de tiendecitas y un paseo marítimo.

El jueves 8 de agosto estuvimos por la mañana disfrutando de la piscina del hotel y de la playa. Por la tarde nos fuimos a visitar Playa del Carmen, donde se encuentra el centro comercial de la Biosfera y después la capital de la isla, Arrecife. Comentar que conducir por la isla de Lanzarote es bastante fácil y es recomendable alquilar un coche pues te ahorras si vas por tu cuenta a que si contratas excursiones.

El viernes 9 de agosto decidimos visitar la isla vecina: Fuerteventura. Cogimos un barco que salía de Playa Blanca. El gran atractivo de las playas de Fuerteventura son sus famosas dunas. Lo más curiosos es que a pesar del calor que hacía, al meter el pie en la arena, ¡estaba fría! Al igual que en Lanzarote, las aguas eran cristalinas aunque aquí bastante oleaje. Y como no, la temperatura del agua era también fresquita.

El sábado 10 de agosto nos dedicamos a descansar en nuestro precioso hotel y  disfrutar de sus instalaciones: nos bañamos en la playa y en la piscina, jugamos al tenis, al minigolf…

El último día, 11 de agosto, nos despedimos de Lanzarote. Al cogimos el avión que nos llevaba de vuelta a Valencia y finalizamos nuestras vacaciones del verano 2012.